Las empresas no son ciegas ante la problemática que representa el uso del agua en México. «Nosotros hemos visto que no es que el agua se vaya a acabar, sino que existe un problema de contaminación muy fuerte y muchos de los lugares no hay un previo tratamiento», señala Laura Allende Sánchez, jefa del Museo del Agua de Naucalpan, Estado de México.
El agua se utiliza como vehículo energético, de transporte, disolvente, en operaciones de lavado, como disipador de calor, entre otras funciones. A pesar de esto, el impacto no se genera por los volúmenes utilizados sino por las descargas de aguas residuales. El capítulo mexicano de la organización ambientalista Greenpeace calcula que las empresas generan 340% más contaminación que la generada a nivel municipal.
Grandes conglomerados como FEMSA, Grupo Nestlé, CEMEX, MABE, Grupo Carso, ALFA, entre otras, además de instituciones educativas como la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), forman parte del Consejo Consultivo del Agua. Una de sus prioridades es el desarrollo de una mejor legislación.
FEMSA ha logrado reducir cerca de un 20% los litros de agua que utiliza por cada litro de bebida que produce. También trabaja con comunidades a través de programas como Lazos de Agua, con el que ha llevado líquido limpio y saneamiento a más de 7,299 personas en México, Guatemala, Nicaragua, Colombia y Paraguay. Además, ha impulsado la creación de la Alianza Latinoamericana de Fondos de Agua y del Centro del Agua para la región de América Latina y el Caribe.
Grupo Nestlé ha reducido su consumo de agua por tonelada producida en más de un 59%. Esto equivale a dejar de consumir 711 piscinas olímpicas. Las aguas residuales de sus fábricas son asistidas por plantas de tratamiento de aguas residuales y trabajan con proveedores agrícolas para ayudarlos a implementar sistemas de alta eficiencia en riego que permiten una mejor utilización del agua en los campos.
Laura Allende Sánchez, encargada del museo del Organismo de Agua Potable, Alcantarillado y Saneamiento (OAPAS) de Naucalpan, el cambio de conciencia en los empleados es fundamental. «Además de los consejos básicos de cerrar bien llaves, poner sensores que detecten fugas, entre otras cosas, es importante que las empresas se den cuenta de que los hábitos de los empleados que consumen el agua en sus instalaciones son muy importantes, ya que impacta en el agua que consumen en casa».