A más de dos meses de su feminicidio en Naucalpan, el asesino continúa libre

Verónica Soto Hernández, una estudiante de la UNAM, salió de fiesta el 1 de noviembre y su cuerpo fue encontrado al día siguiente en un lote baldío

La estudiante de 22 años, hacía su servicio social de Enfermería y Obstetricia en el Hospital Militar de Especialidades de la Mujer. Su pasión: los bebés y las mujeres embarazadas; su motivación: dar una mejor calidad de vida a su familia.

Días antes de su feminicidio, la joven dudaba de asistir a una fiesta en Naucalpan, Estado de México. La invitó “S”, una compañera de enfermería con quien había tenido una relación difícil, pues en alguna ocasión, su familia la había agredido.

La noche del 1 de noviembre, Andrea Hernández, madre de Verónica, la llamó pero su celular estaba apagado. Al día siguiente, desde temprano intentó localizarla, pero fue en vano.

Mientras estaba en el lugar donde fue la fiesta, buscando alguna pista del paradero de su hija, la amiga más cercana de Vero le informó que el cuerpo estaba en el Semefo de Naucalpan; había sido asesinada.

Fue encontrada muerta la madrugada del 2 de noviembre del año pasado en un terreno aledaño a la escuela secundaria Mano Amiga, de la colonia San Antonio Zomeyucan.

La necropsia reveló que la joven fue estrangulada hasta romperle la tráquea y que están en espera de los resultados de laboratorio para saber si hubo ataque sexual.

A más de dos meses del feminicidio de Vero, a la familia apenas se le asignó el abogado de oficio para llevar el caso. La carpeta de investigación continúa incompleta. ¿Y su asesino?… Continúa en la calle cerca de muchas mujeres.

Con información de El Heraldo

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